Cuidados veterinarios
Ya tenemos a nuestro hermoso cachorro o perro en casa. ¿Y ahora?
Cuando un cachorro o un perro va a vivir a una nuevo hogar, con una nueva familia, quizás con nuevas mascotas, es lógico que sienta miedo. Tratemos de recordar nuestro primer día de escuela, o el primer día en un nuevo trabajo, ¿cómo nos sentíamos? Cualquier persona psicológicamente sana estará nerviosa y tendrá miedo de equivocarse, ese es un comportamiento completamente natural en los mamíferos, y tiene que ver nada más y nada menos que con la propia supervivencia.
Es muy común, por ejemplo y esto sucede mucho con los perros rescatados, que los primeros días de convivencia son simplemente perfectos. El recién llegado no ensucia, no rompe, no ladra, no molesta en lo absoluto. Pero van pasando los días.. y nuestro amigo va “mostrando la hilacha”. Rompió una zapatillas mientras estaba en el trabajo e hizo pis en la alfombra. ¿qué pasó? ¿es mi culpa porque lo estoy malcriando?
Lamentablemente este el motivo principal por el que muchos perros son devueltos a los refugios o directamente abandonados. Es por eso que un buen refugio siempre buscará el perro adecuado al tutor indicado, no tratará de “encajar” cualquier perro a cualquier persona. Ellos sufren mucho cuando cambian de hogar, se encariñan con nosotros. El 90% o más de los perros cambia por lo menos una vez de hogar en su vida, es una experiencia traumátican pero inevitable, tratemos de que suceda la menor cantidad de veces posible.
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¿Pero qué le sucedió al perrito? ¿Por qué cambió su comportamiento?
Volvamos a la palabra “supervivencia". Cuando un perro es trasladado a otro hogar, sabe que se encuentra en un territorio que no es el suyo. Sabe que no le corresponde marcarlo. Si lo hace es porque no aguanta más la orina (necesidad fisiológica) o porque es infante, y la orina de cachorro no marca dominancia o pertenencia. No rompe nada porque generalmente el comportamiento destructivo se debe al aburrimiento, y ¿quién puede aburrirse en un mundo nuevo por descubrir? Nuevos olores, nuevas caras, nuevas voces, en el mejor de los casos otro peludo juguetón, pero la verdad es que si hay otro perro no suele ser muy generoso, sino que lo más probable será que trate de ubicar al nuevo integrante en su lugar de jerarquía y de hacerle pagar su derecho a integrarse a la manada. Estos son algunos de los motivos de la convivencia perfecta de los primeros días.
Todo este cambio, este nuevo mundo, estresa a nuestro nuevo amigo. El estrés causa baja en las defensas y eso puede dar lugar a ataques victoriosos de distintas bacterias, parásitos y/o virus. Es por eso muy importante llevar al perrito a un control veterinario. Nosotros aconsejamos no hacerlo el primer o el segundo día, sino esperar por ahí al tercero o cuarto (pero siempre dentro de la primera semana), para su visita médica. Porque es probable que ir a la veterinaria cause aún más estrés, y eso definitivamente no es bueno.
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El resto, queda a criterio del veterinario, una vez ahí, es su voz la que debemos escuchar (si no nos gusta o no nos convence lo que nos dice se puede siempre hacer una interconsulta). Es muy probable que el doctor recomiende un antiparasitario de amplio espectro (nosotros también lo recomendamos), y acuerde la cita para la próxima vacuna. Y aquí nos detenemos porque queremos resaltar algo. LAS VACUNAS SON FUNDAMENTALES PARA EL BIENESTAR DE NUESTRAS MASCOTAS. No importa que haya algunos irresponsables que dicen que contienen X componente: está científica e históricamente demostrado que el control y hasta la extinción de ciertas enfermedades se produjeron gracias a las vacunas.
A los perros se les suele vacunar contra las siguientes enfermedades: rabia, moquillo, parvovirosis, hepatitis infecciosa canina, leptospirosis, parainfluenza, infección por coronavirus y borreliosis.
También hay vacunas combinadas de éstas, que dependiendo del número de antígenos que lleven, se llaman tri-tetra-penta-hexa o heptavalentes, etc.
A veces pensamos que tal o cual cosa no nos va a pasar a nosotros, porque en algún momento tuvimos suerte y pensamos que siempre la vamos a tener. Bueno, no dejemos a nuestros perros a su suerte, seamos responsables y tengamos su plan sanitario completo y siempre actualizado.
En Buenos Aires por ejemplo, la parvovirosis es una enfermedad endémica, casi la totalidad de los perros que viven sobre todo en el conurbano bonaerense, fueron expuestos al virus alguna vez, y nosotros ni nos enteramos ¿por qué? Porque los perros grandes raramente se ven afectados, suelen tener anticuerpos adquiridos ya sea por alguna vacuna o por contacto anterior. El problema son los cachorros: si no están vacunados o no tienen las dosis de refuerzos correspondientes pueden enfermarse, y es horrible cuando lo hacen. La mortalidad es muy alta, el 90% fallece si no tiene atención veterinaria. Es un virus que persiste mucho en el ambiente (puede quedarse por años), y resiste todas las inclemencias climáticas.
El médico veterinario sabrá según la zona donde residamos, cuál es el mejor plan sanitario para nuestra mascota. Lo importante es cumplir con él, no sólo por nuestro amigo sino que es nuestra obligación porque se trata de una responsabilidad social.
Lo mismo cuenta para las desparasitaciones. Estas tienen que ser periódicas (cada 6 meses como mínimo), con la droga que nos recomiende nuestro doctor. Vamos a ver que hay muchas marcas en el mercado, es importantante leer el prospecto para asegurarnos su correcto suministro (generalmente hay que repetir la toma al día siguiente, otros a los 15 días y así).
Una vez al año, aprovecharemos la vacunación para un chequeo clínico general (que se hace por signos, se palpa y revisa el cuerpo a simple vista, tacto y auscultación). Es una buena oportunidad para saber que nuestro amigo esté sano y todo marche bien. Si hay algo que llame la atención a nuestro doctor, será él el que nos diga si tenemos que hacer un control extra (alguna placa, algún electro por ejemplo).
También hay que prestar mucha atención a los parásitos externos (pulgas y garrapatas). Recomendamos aplicar pipetas antes de la llegada del verano, que es cuando más suelen reproducirse, y por lo menos dos días después del baño. No recomendamos ni pastillas ni collares antipulgas.
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Si nuestro perro tiene algo que no va, es probable que nos demos cuenta enseguida. Estos son algunos signos a los cuales hay que prestar atención:
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Si es cachorro y no quiere jugar
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Si no come (una ración)
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Si tuvo diarrea (una)
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Si vomitó (una vez o varias pero en el mismo momento)
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Si tiene tos
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Si se le cayó el pelo en una zona del cuerpo (una mancha o parche)
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Si le toco la oreja y le duele
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Todo lo que le salga nuevo: ya sea en los ojos, en el pelo, en el cuerpo en general
Si al día siguiente nuestro perro está bien y vuelve a la normalidad no hay de qué preocuparse, pero si sigue con síntomas, es importante ir al veterinario cuanto antes.
Si pasa esto se considera urgencia, necesita atención médica inmediata:
-Si no puede levantarse
-Si vomitó más de una vez en el dia y se muestra somnoliento
-Si hace un día o más que tiene diarrea
-Si tiene diarrea o vómito con sangre (a la primera que se vea hay que ir al veterinario)
-Si tiembla o tiene espasmos
-Si hace un día que no come absolutamente nada
-Si le cuesta respirar