Método de crianza Albakiara
Cuando nos propusimos empezar a criar, comenzamos a capacitarnos. Alan y yo hicimos muchos cursos de adiestramiento, de cinofilia, de cuidados veterinarios, de etología y de genética para criadores.
Seleccionamos con mucho cuidado nuestros reproductores a través de sus líneas de sangre, buscamos temperamentos estables, perros saludables y físicamente acordes al estándar de su raza.
No hacemos cruzas azarosas, no cruzamos solamente por la apariencia, observamos cómo son los parientes de nuestros perros, y sobre todo cómo son los hijos de nuestros perros.
Respetamos los tiempos biológicos de cada uno de ellos, reproduciéndolos después de los dos años de edad y máximo una vez por año a las hembras.
Todos nuestros perros están identificados mediante pedigree y microchip, y en el caso del pastor blanco suizo, todos cuentan con los estudios genéticos exigidos para criar (placas de cadera y codo, gen MDR1 y mielopatía degenerativa).
Como criadores de futuras mascotas, damos nuestros máximo esfuerzo por entregar a los futuros tutores un cachorro estable, saludable y bien socializado.
La socialización para nosotros comienza en la etapa de gestación. En la última semana de preñez, los cachorros ya nos presienten a los humanos, ellos ya tienen sensibilidad al tacto, y a su madre le resulta muy agradable que le acaricien la panza. Cuidamos a las madres como a cualquier embarazada le gustaría: les hacemos muchos mimos, comen comida extra, y tratamos de que no lleven ningún sobresalto o mala experiencia, ya que el estrés sufrido por la madre durante la gestación puede influir directamente sobre la conducta del animal, una vez adulto.
Chichila con cachorros dogo
Alan llegando a casa, recibido por la manada
Una de nuestras ayudantas, Abril, socializando a los cachorros
Durante el período neonatal (0 a 14 días), comenzamos el trabajo de estimulación temprana. Se trata de una serie de ejercicios que ponen a prueba el cachorro, haciéndole sentir distintos tipos de suelos, distintas temperaturas, distintas posiciones. Estas maniobras conducen al cachorro a pequeños estados de estrés, para que cuando sea adulto sea capaz de enfrentar situaciones de estrés evitando conductas indeseadas. Pero por sobre todas las cosas nuestros cachorros cuentan con mucho, mucho contacto humano.
De los 14 a los 21 días entramos en un período que llamamos “período de transición”, ahora nuestros bebés empiezan a madurar sus sentidos. Abren los ojos y los oídos, empiezan la conducta de investigación, el juego, y comienzan a salir del nido para evacuar sin la intervención de su madre. Al final de este período comienzan el proceso de destete con las primeras papillas. En este período es cuando el apego a un perro se hace recíproco y en el cachorro empieza a ocurrir el proceso de “imprinting” o “impronta”. Este es un proceso especial e irreversible que ocurre físicamente durante un período corto y definido de la vida del animal, donde inicia la exploración sensorial, interacción con el entorno y relación con sus congéneres.Es el período en el que un perro, cuando es cachorro, conoce y absorbe todas las conductas, bien sean perrunas o humanas.
Estimulación temprana en cachorro de 5 días de vida
Chichila y Zamping dando señales de calma, la China dominando y cachorros imitando
Emilia, la jefa, trabajando con los cachorros
Nuestra ayudanta Luz con cachorros dogo
Chichila e Isis con cachorros dogo
Nuestro ayudante Yawi con cachorros dogo
De las 3 a las 13 semanas aproximadamente nuestro cachorro entrará en el período de socialización. Este es el período más importante y de más consecuencias sobre comportamientos futuros. Después del destete empieza una etapa de desapego natural en que la madre deja a los cachorros cada vez más tiempo solos, fomentando un estado de independencia y de mayor interacción entre hermanos de la camada. Durante este período forman relaciones sociales estables con miembros de su especie y de otras, aprenden a controlar la fuerza de su mordida a través de un proceso conocido como “inhibición de la mordida” que adquieren interactuando con la madre y hermanos.
Además los cachorros presentan un sistema de comunicación típico del adulto a partir de las 7ª semana de edad, es por eso la suma importancia de entregar a los cachorros a partir de los 60 días de vida y nunca antes, siendo la edad ideal para el cambio de hogar los tres meses de edad.
Este momento es crucial para el desarrollo del “imprinting”, aquí es cuando el cachorro está más sensible y receptivo, lo que le facilita en gran medida asimilar toda la información que va recopilando a través de la exploración y relación con otros perros e ir desarrollándose adecuadamente.
Si el cachorro es separado de la camada de forma prematura, se interrumpe drásticamente su período de impronta y se lo priva de la etapa más importante de toda su vida, ya que sera el imprinting o su carencia un factor determinante en el comportamiento futuro del perro en su fase adulta. Un cachorro que no tuvo oportunidad de aprender correctamente el lenguaje gestual, de adulto será un perro con dificultades para relacionarse, un cachorro que nunca vió un niño, de adulto será un perro desconfiado de ellos, y así con todos los estímulos que nos rodean.
En Albakiara somos muy conscientes de la importancia este proceso, es por eso que socializamos a nuestros cachorros, presentándolos a niños y a otras personas, y los integramos a la manada de casa lo antes posible. Nos esforzamos controlando el ambiente y las experiencias de nuestros pequeños, para que estas sean las mejores y más agradables posibles, para que cuando sean perros adultos sean perros estables y confiados. Además, asesoramos a los futuros tutores para que sigan esta educación, ya que si esta fase se corta al llegar al nuevo hogar, al perro le resultará más difícil tener conductas deseables, ya que deberá esforzarse por recordar sucesos lejanos, y esto no siempre sucede.